Cosas que he aprendido
Mi primera semana de padre está dando bastante de sí y, aunque me dejo muchas cosas en el tintero, quería compartir algunas lecciones que voy aprendiendo:
La temperatura es algo muy personal:
Hemos estado durmiendo con aire acondicionado, y aunque yo me tenia que tapar con sábana, mi hijo no podía conciliar el sueño tranquilo mientras su cuerpo se tintaba de color rojo incandescente todas las noches por las altas temperaturas. Yo creo que me he resfriado.
Aunque estés cansado, la calma/paciencia es tu gran aliada:
Cuanto más cansado estoy, más me cuesta mantener la calma o tranquilos los nervios. La primera semana de vida de mi hijo me ha puesto a prueba. Pero no, no ha sido el bebé, han sido la cantidad de visitas que hemos tenido. Parecían no tener fin, incluso alguna que otra traía la comida o la cena. Poco a poco me fui acostumbrando y aprendiendo a aceptar que si estoy cansado, nadie se va a enfadar conmigo por haberme ido a dormir la siesta.
Con menos tiempo estoy aprendiendo a concentrarme más rápido:
La sensación es que no hay tiempo para despistarse y que por ello, lo mejor que se puede hacer es aprovechar el tiempo todo lo que se pueda. Me considero una persona con mucha facilidad para despistarse, pero durante estos días he podido comprobar que al tener menos tiempo me disperso menos y consigo concentrarme más en mis estudios.
Pensar antes de hablar es clave
Sobre todo por la noche, cuando el cansancio se empieza a apoderar de ti y la cama te reclama, en ese momento cualquier conversación puede ser malinterpretada y llevar a una discusión, y es ahí cuando recuerdo: “Prefiero ser dueño de mi silencio…”. Un beso y un abrazo, son muchas veces mejores respuestas.
Para mí, la primera semana de vida de mi hijo ha sido una prueba de resistencia física y mental. Así y todo, me siento muy afortunado por como han ido las cosas y, sobre todo, por ver a mi hijo y a mi mujer tan bien. ¡Os quiero!
¡Qué seáis felices!